jueves, 7 de enero de 2010

Si todos los fines de semana fueran día 6...


Si el Atlético quiere seguir soñando con algún titulo, sin duda la Copa del Rey es la opción menos farragosa y la más asequible para un equipo que empezó el 2010 con una inyección de moral en Liga. Pero confiarse ante el Recreativo puede resultar fatal para los intereses rojiblancos, más aún sabiendo como se las gastan las supuestas 'marías' del torneo.

Por ello Quique se encomendó a titulares como Forlán y de nuevo experimentó con jóvenes promesas del filial. Esta vez fue turno para Cédric. El congoleño fue convocado ante el Sevilla y el domingo se salió con el Atleti B. Bonito detalle el de Quique que a falta de liquidez prueba a los de casa por si suena la flauta.

Tampoco andaba sobrado el Recreativo que vaga por la Liga Adelante sin trasmitir buenas sensaciones. Quizás por ello la afición onubense no respondió y eso favoreció a que Cédric no sintiera la presión en su debut. El congoleño salió enchufado desde el principio, mostrando su desborde electrizante y poniendo centros con mala intención.

Entonces llegaron los aguafiestas del Atlético. La defensa hizo trizas ante una internada por el costado izquierdo de Aitor. El centrocampista entró hasta el final sin ninguna oposición, la puso raso al medio y Fornaroli sólo tuvo que empujarla para adelantar al Decano y despertar de nuevo a los fantasmas que suelen acechar a los rojiblancos.

A partir de aquí, debacle atlética en tan solo diez minutos. Primero con una tarjeta roja directa a Ujfalusi que perdió la cabeza con una dura falta en campo onubense, sin que el checo tuviera intención de jugar el balón y cortando una contra peligrosa. Y la puntilla la puso Cédric al pagar la inocentada con un penalti sobre un Aitor hiperactivo por su banda sin que nadie pudiera pararle. Lo trasformó Barrales y Quique fulminó el sueño de Cédric al que sustituyó para arroparse con la entrada de Antonio López. Una pena porque el joven del filial mostraba buenas intenciones.

Antes de que González González pitara el descanso, la zaga rojiblanca se volvió a quedar en cueros con una falta lateral. El segundo acto comenzó con un Recre enchufado, tocando con criterio y haciendo correr a su rival. Paradójico pero cierto. Un gol del Atlético les hubiera metido de nuevo en la eliminatoria pero viendo cómo se desarrollaba el partido, hasta el 2-0 era hasta buena noticia.

Mientras, el Recre parecía un grande. Ensanchaba el campo, nadie se escondía y daba la impresión de que sus transiciones podían durar una eternidad sin que ningún rojiblanco se lanzara a robar el esférico (la posesión se estancó en un 63%-37%). Era como si ambos conjuntos hubieran pactado el resultado en el descanso. Quique confió en Simao para sorprender a su rival pero la única sorpresa que se llevó fue la puntilla mortal de Candeias en el minuto 88 que deja al Atlético herido de muerte en otra competición más.